Luego habrá tiempo de conocer el dolor, el sufrimiento, el miedo. Para eso siempre hay un momento, pero para la infancia no. A veces se escapa queriendo llegar demasiado rápido, y la dejamos ir, la tiramos por la borda, y nos perdemos, irremediablemente, en el fondo de algún viejo cajón, tiritando.
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