La mediocridad golpea fuerte. Es como una soga pesada y húmeda, que voy arrastrando, dejando huella, acumulando escombros. Y al mismo tiempo camino sobre ella, como en una cuerda floja, con vértigo, vértigo a la altura, miedo, miedo a caer al suelo. ¡Cómo duele!
No hay comentarios:
Publicar un comentario