jueves, septiembre 30, 2010

Pequeño bosquejo

Sentarme contigo y escucharte.
Oir tu risa contagiosa.
Dejar que te burles de mí.
Verme en tus ojos.
Seguir a tus manos.
Sentir tu respiración.
Cerrar los ojos y no temer tu ausencia.
Encontrar un frasco para encerrar el silencio.
Pisar hojas ocres en un bosque de madera oscura.
Ver llover desde el mismo lado de la ventana.
Memorizar tus colecciones.
No ser un insecto agujereado.
Clavarme en tu cerebro
.
.
.

Sed

Una palabra. Mi nombre, tal vez.
Exhalado por tu voz, sílaba a sílaba.
Despacio.

Un espera, un quédate.

Palabras
que contienen universos.

He ido guardando fragmentos,
tratando de racionarme en la sequía.
No quedan víveres, pronto moriré.

Sed.

Mi voz débil tiembla, y pienso:
Quiéreme. Espérame.

Universos
que no caben en palabras.

.

Una idea, absurda. A la basura.

agenda

Este otoño ha empezado caluroso y con las hojas del calendario repletas.
Tengo postits de colores empapelando todos los espacios, libros nuevos,
memorias llenas, y la impresora a pleno rendimiento.

Gasto boli.

Canso las teclas.

Y siguen sin salir las cuentas, tú no estás.

Cosas que me guardé ayer

Cascabeles callados,
que ruedan invisibles por los rincones,
en un dulce acecho.

Para un día soleado,
disfrazado de olvido.

Cascabeles brillantes,
que saltan entre los recuerdos,
en una caricia agridulce.

Para un día soleado,
que recoge el recuerdo.

Mis ojos parpadeantes se cierran un momento,
eterno,
y aprietan todas las células, fuerte,
dando ese abrazo que viene de dentro,
como una ola fuerte golpeando el muelle.

otro muelle.

Cascabeles y canciones.

Recuerdo, recuerdo, recuerdo.

Azul

Luces raras

Siento la resaca de esta tormenta que no acaba de pasar. Me quedo aquí, sola, golpeándome con el eco. El silencio lo envuelve todo con su terrible zumbido hecho de vacío.
Espero, espero, espero... ¿a que pase?

¡Quiero hacer castillos de arena!

Pero relampaguea, no se sí en mi imaginación o en este tiempo extraño.

Y hay silencio, en todas partes, hecho de arena húmeda y fría.

Es tan fuerte esta resaca que me arrastra, hacia abajo, muy dentro.

No puedo respirar.

martes, septiembre 28, 2010

un apunte

Debería poner etiquetas... pero ¿alimentar tu ego? ¿de qué viviría el mío?

Desciendo

Desciendo veloz
Sin control
Girando
Hacia dentro

-Bienvenida -Grita el suelo,
mientras me estampo.

pero arremete ¡viajera!

lunes, septiembre 27, 2010

Ojalá vinieran los goblins y se te llevaran...

Y rodaran bolas de cristal, como burbujas.

Ojalá no volvieras tu espalda, como quien cierra un universo,
y guardaras todas las gotitas que he ido tejiendo,
como un ovillo del que aferrarse cuando te pierdas.

Ojalá mi voz te llenara desde dentro, y quisieras envolverla,
protegerla de los miles de monstruos que rondan,
que desgarran las palabras con vanalidades.

Ojalá contaras mis pestañas, como quien cuenta los días,
y desvistieras mis pecas para entretenerte con mi piel,
como si no hubiera más espacio que nosotros.

Ojalá te dejara un breve rastro, pequeño pero suficiente,
y quisieras volver, una y otra vez, una y otra vez,
como tu refugio, tu caracola, tu norte.

Ojalá no dejaras que vinieran los goblins y me llevaran,
encerrada en una bola de cristal, como una burbuja,
perdiéndome en el olvido, del que no puedo salir.
No hay zapatos rojos.

Echo andar con los pies pesados, pequeños, mojados, sobre asfalto que aún no se ha secado, que mis lágrimas remueven, remolinos, espirales... vórtex.

Vidas que se cruzan, en la distancia, en instantes efímeros que dan la vueltan, te revuelcan, agitan, destrozan, reviven, ahogan... hambrientos.

Sin fin, a punto de acabar.

De grises plagados de colores estridentes.

Con voces que se cruzan y no hay forma de pescar palabras, de cazar minutos, de atrapar algo que se quede para siempre, y después dejarlo ir... dejarlo ir... dejarse ir.

Perderse. Encontrarse. Olvidarse.

Y recordar, todo, teñido de verde. Extraterrestre.

Golpeo mis zapatos, una, dos, tres veces.

Y sigo andando. Calles, caras, días, noches, nubes, voces...

¡Grita! ¡Grita! ¡¡Grita!!

El asfalto se hunde. Arenas movedizas. Mis lágrimas se secan, sobre mi cara, formando surcos que se pierden. No cuentan, sin tus dedos recorriendo mi tiempo.

KulturArt