viernes, noviembre 26, 2010

Mi clavo ardiente

Ya llega, diciembre tiritón. Con prisas.

De mala gana empujo mis greñas con mis pasos silenciosos... pasos que no dejaron huella ni migas de pan.

Y por más que trato... tu silencio saca brillo a una ausencia tan definida que tiene silueta, tiene ojos brillantes y garras.

Sujeto la mano de la sombra, con fuerza como quien se lanza al vacío infinito, y mientras sangro, me digo que al menos te siento, en la vorágine masoquista y desesperada de tanto vacío.

¿Qué hice de tu luz?

Nunca he visto una luciérnaga.

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