Ya llega, diciembre tiritón. Con prisas.
De mala gana empujo mis greñas con mis pasos silenciosos... pasos que no dejaron huella ni migas de pan.
Y por más que trato... tu silencio saca brillo a una ausencia tan definida que tiene silueta, tiene ojos brillantes y garras.
Sujeto la mano de la sombra, con fuerza como quien se lanza al vacío infinito, y mientras sangro, me digo que al menos te siento, en la vorágine masoquista y desesperada de tanto vacío.
¿Qué hice de tu luz?
Nunca he visto una luciérnaga.
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