Llené de agua un paraguas rojo
para inundarme con él,
mientras daba vueltas.
Soy el eje de mi locura.
El sol, el suelo, los días y las voces,
anécdotas que vienen y van.
Planté granos de café tostados,
para hacer compañía a mis ojos,
mientras lloraba.
Soy mis pies que tropiezan.
Los nombres, las letras y los dibujos,
nubes que vienen y van.
Mi brújula no está imantada.
1 comentario:
muy buen tu poética
es una sensación de intemperie, sin rumbo la que me llega
me gusta como lo exponés como personaje central del decir
besos
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