No sé, tienes el control y, hoy no me importa.
El sol ha sido cálido y se podía oler el mar.
Azul. Otro.
La costumbre de dibujar instantes,
me ha resultado liviana…
una brisa.
Un zumo. Breve.
-Tus palabras, a cuentagotas-
No sacia.
Pero, prefiero ignorar el picor de garganta.
Me mezo, con mi sonrisa de loca,
acunada por este viento que viene del mar.
Mi mar.
¡Qué blanca es mi piel!
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