El tiempo me golpea con furia y tu voz no llega,
no me calmo,
no me sacio.
Es este viento yermo plagado de días sin nombre,
y mis dedos moviéndose en el vacío.
Es la soledad del faro, que brilla titilante,
mientras los puertos se llenan de jolgorio.
Las horas se ríen en mi cara y tú no las oyes,
me roban las ganas,
se llevan mis días.
Es la tristeza de la amante, que se alimenta de sobras,
ocultando el vacío.
Llega la nada, absoluta, fría y azul.
Y tus letras, repletas de límites y puntos, me acompañan,
mientras tú huyes.
No me calmo,
no me sacio.
Yo me escondo a solas,
con tus sobras y lo que queda de esperanza,
prendiendo cerillas.
Soy la soledad del faro, la triste amante,
la nada que avanza…
Soy sólo el fósforo efímero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario