Y rodaran bolas de cristal, como burbujas.
Ojalá no volvieras tu espalda, como quien cierra un universo,
y guardaras todas las gotitas que he ido tejiendo,
como un ovillo del que aferrarse cuando te pierdas.
Ojalá mi voz te llenara desde dentro, y quisieras envolverla,
protegerla de los miles de monstruos que rondan,
que desgarran las palabras con vanalidades.
Ojalá contaras mis pestañas, como quien cuenta los días,
y desvistieras mis pecas para entretenerte con mi piel,
como si no hubiera más espacio que nosotros.
Ojalá te dejara un breve rastro, pequeño pero suficiente,
y quisieras volver, una y otra vez, una y otra vez,
como tu refugio, tu caracola, tu norte.
Ojalá no dejaras que vinieran los goblins y me llevaran,
encerrada en una bola de cristal, como una burbuja,
perdiéndome en el olvido, del que no puedo salir.
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