Primavera. Hora de quemar lo inútil.
El domingo acaba la limpieza, empieza el nuevo año.
Y yo, trato.
Intento hacer las cosas bien. ¿Bien?
¡Imagina que me equivoque!
Con lo rabioso que es el tiempo,
ya me habrá devorado cuando me de cuenta.
Paradoja.
En el fondo me acepto, pese a todo, porque soy yo.
Y solo yo estoy conmigo.
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