viernes, enero 13, 2012

Tan afónicos

La tarde de un viernes cualquiera,
sin horizontes, sin tiempos ni espacios.
Con nosotros, perdidos en vientos distintos.
Kilómetros.

La imposibilidad es una mentira más,
que se guarece, bien cómoda,
entre los personajes de un cuento.
Sin nosotros.

Las flores que crecen en los cajones,
se esconden entre los recuerdos,
respirando con dificultad.
-Asustadas-

En cualquier momento desaparecerá el reloj,
cayendo todos los días perdidos,
de golpe,
sobre nosotros.

Hay tantas estrellas que acumulan estupidez.
Sé de laberintos hechos de migas de pan.
Pero, ¿cómo es que hay palabras sin voz?
-Yo tengo piel.-

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