Puede que la noche, no sea noche, sin este calor embriagado de poniente, ni estas estrellas emborrachadas de noche de fiesta, de pueblo. Ni mis manos, sean mías, ya que habrán de dejarme cuando muera, como mi pelo, o mis dientes... algo becqueriana estoy esta noche, aunque en realidad, en tu caso, es más manriqueño: ubi sunt?
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