Y no puedo parar de reír, con mil muecas irrefrenables en una carcajada dolorosa.
-¿Si tuvieras tiempo que harías?
-¿De qué sirve el tiempo cuando los relojes están llenos de agujeros?
-¡Mira la sombra de mis pies! ¿porqué languidece, alargándose hasta el desánimo?
Son estos dichosos zapatones de payaso que me hacen tropezar, día tras día.
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