vas desprendiendo como si nada
¡tan ligero!
Llevo tus palabras breves e intermitentes
guardadas entre mis dedos,
alimento de mi locura.
Te dejas derrochar en rostros, en voces, lejos.
Me dejas agonizar entre fantasmas y sombras,
pasando páginas de álbumes invisibles.
Un juguete de madera que se pudre.
¡Me astillo!
Voy haciéndome grave día a día,
perdiendo hojas, maldiciendo cuadernos,
olvidando tintas y sueños…
No tengo norte. Aquí, de pié, a la intemperie,
todo duele más. Sonrío.
Yo, siempre estoy bien.
1 comentario:
hola cerillera, tiempo
pero regreso y encuentro tan alquímico como siempre tus escritos, esa forma de decir que de alg{un modo por el eje del mundo se funde con mi mirada adentro
este "repuesto" está muy bueno, metáfora de el utilitario y uno mismo...
cariños
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