martes, enero 31, 2012

Los días fríos necesitan a alguien que les abrace


Hay sol y me falta el aire,
pero tengo ganas de comerme el mundo.

A bocados: pequeños, grandes, rápidos, lentos...

lunes, enero 30, 2012

Un lunes cualquiera

¿Dónde se va todo eso que pierde mi memoria? 
Seguramente se irá con todas las palabras inconexas y enredadas que suelto, o saltará sobre todo lo que callo y pienso.


Quizás todo se esconda en los días fríos. Tal vez sea el frío el que un día de estos me olvide, metiéndome en una chistera cualquiera. 
Universos dentro de pequeños botones, repletos de trastos viejos y sobras.


Que me ahogue entre las aceras no tiene importancia, repto. 


Golpes que vienen y van, como pájaros migratorios que se han perdido su rumbo, engendrando aire estancado y frío, adentrándose e inundando.


Días que saltan calendarios, sumergiéndose en alcantarillas.


Mi piel, con sus células y toda su química. Mi voz, con sus sonidos estridentes. Mi cabeza, aovillada en sí misma. Mi corazón, ¡¿qué se yo?! ¿un reloj a pilas?.

sábado, enero 28, 2012

¡Qué serio es todo!

Y no puedo parar de reír, con mil muecas irrefrenables en una carcajada dolorosa.

-¿Si tuvieras tiempo que harías?
-¿De qué sirve el tiempo cuando los relojes están llenos de agujeros?

-¡Mira la sombra de mis pies! ¿porqué languidece, alargándose hasta el desánimo?

Son estos dichosos zapatones de payaso que me hacen tropezar, día tras día.

martes, enero 24, 2012

Hoy

Los segundos se anillan en mis dedos, jugando como serpentinas invisibles, enredándose, haciéndome cosquillas. 
Mis deseos se escapan corriendo, saltando ventanas y atravesando puertas, como sueños que nunca se cumplen, inundándose de hastío. 
El tiempo se retuerce en relojes distintos, el tuyo con manecillas, el mío desborda arena.

Hoy luce el sol, deteniéndolo todo en una enorme mentira, un suspiro. Es el silencio que me deja tejer huecos, junto con mis pestañas ralas que no mueven el aire. 

Tan poca cosa, tan insignificante, tan gritona.

viernes, enero 13, 2012

Tan afónicos

La tarde de un viernes cualquiera,
sin horizontes, sin tiempos ni espacios.
Con nosotros, perdidos en vientos distintos.
Kilómetros.

La imposibilidad es una mentira más,
que se guarece, bien cómoda,
entre los personajes de un cuento.
Sin nosotros.

Las flores que crecen en los cajones,
se esconden entre los recuerdos,
respirando con dificultad.
-Asustadas-

En cualquier momento desaparecerá el reloj,
cayendo todos los días perdidos,
de golpe,
sobre nosotros.

Hay tantas estrellas que acumulan estupidez.
Sé de laberintos hechos de migas de pan.
Pero, ¿cómo es que hay palabras sin voz?
-Yo tengo piel.-

martes, enero 10, 2012

Tal vez esperaba un beso

Me quedé dormida, escondiéndome del viento.

Dejé caer el tiempo, como lágrimas que se secan,
perdí instantes y todas las caricias
que nos guardamos en los bolsillos
mientras girábamos por calles repletas de voces.

Un destello saltó en mi estómago, cambiándolo todo,
y yo lo dejé caer en el fondo de todo mi hielo.

No deja de tejer estalactitas,
quemándome desde dentro.

Dejé anidar a los escombros que dejan caer los años,
desafiando al principio universal de inercia,
yo me quedé tan quieta.

Muerta.

Y esperé en mi letargo que llegara la primavera,
desquiciándome en el juego de sombras y reflejos,
llorando páginas y páginas.

Es hora de despertar.

domingo, enero 08, 2012

Enero cálido. -Escucha-

Que me enfade o dramatice,
que patalee o llore,
que te escriba con la furia del tiempo que pasa,
o que mire hojas en blanco,
puntos,
silencios.
No importa.


Que tenga frío, o mire al sol con desconfianza,
que te busque o te pierda,
que te escondas,
o que me mires a hurtadillas,
con puntos
y silencios.
No importa.


Yo sé que esto es real,
aunque no tenga nombre,
aunque el tiempo se llene de horas
y los años de olvidos…
Es verdad.


Somos. Estamos.
No lo podemos dejar caer.


Dejarnos caer.


Perdernos.


Desaparecer.


Respira.


Que calle o te hable o te grite,
que me esconda o me exhiba,
que te busque o que me esquives…
No importa.


Es verdad.


Y todo lo que escribo, lo que no digo, 
lo que guardo, lo que dejé marchar, 
lo que finjo no ver, lo que quiero ver o lo que veo… 
No importa. 


Estamos. Quieras o no. 


Y si caemos, al final, como el mundo, 
henchidos de hastío, 


yo te sostendré.  

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