miércoles, enero 31, 2007

La belleza de las mariposas




La belleza de las mariposas
que dan vueltas
tan suaves
brillantes...

lamparitas japonesas

flotan

entre lobos ¿feroces?

dando vueltas
tan suaves
brillantes...

juegos, dando saltos
en un jardín de flores
sueños
ilusiones...

pequeñas mentiras

tejidas

entre lobos ¿hambrientos?

La belleza de la mariposa
que da vueltas
tan suave
brillante...

sin ilusiones

no espera,
no se detiene.

No es para los lobos...

La belleza de la mariposa
que da vueltas
efímera
pequeña...

pero tan brillante...

no espera,
no se detiene.

No es para los lobos.

Enero, enero, enero

Se acaba enero,
como lo son todos,
frío.
Llueve,
como si fuera una novedad,
en mi mundo húmedo y giratorio.

Río, cínica,
forzando las arrugas que hienden.
Río por la fragilidad de lo inútil,
y por mis dedos helados,
que ya no temen romperse al viento.

Diría "he crecido"
pero todos sabemos que no es cierto.
Nunca lo hacemos,
los mismos miedos se disfrazan
y bailan envueltos en máscaras.
Sólo que ahora son mi pareja de baile.

Ya no me quejo, no tengo tiempo,
ni ganas, ni ansío...
al final sólo estoy yo,
con mis pies que dan vueltas,
y mis labios rosas...

Mis ojos, siguen,
perdiendo el tiempo,
sin café ni horas,
ni fridas trágicas,
ni llaves que vuelan,
ni nombres que vuelven.

Nunca vuelven,
ni siquiera si llamas,
llorando,
por que en el fondo,
no quieres.

Y sigues. Y río.
Cínica.

Todos somos tan cobardes,
débiles,
heridos...
¡qué pequeños!

Me hace reír.

Todos somos cobardes,
pero yo no callo mi arrogancia,
ni temo a las palabras,
ni, en el fondo, me dejo caer.

Enero, enero, enero...
es un mes tan frío y vacío,
que es completamente inútil.

domingo, enero 21, 2007

aún no es 24

Tenía cosas que decir.
No, no es que no escucharas,
es que yo nunca decía,
y miraba mis manos,
que temblaban,
tan frías,
no querían hablar.

Nunca supe qué decir,
y eso que siempre volaba,
volábamos,
tan lejos, tan cerca,
como dioses despreocupados.
Pero no había cubierta,
no teníamos cubierta
para nuestros cuerpos desnudos,
tan expuestos,
tan fríos.
No me supe guarecer.

Y a veces,
como enero,
doy vueltas.

Recuerdo las cosas que guardo,
los silencios que dejé escapar,
mirando mis manos
que siguen temblando...
pero ya no siento el frío.

Soy mi guardiana...
siempre lo supe

aunque a veces
como enero,
doy vueltas.

lunes, enero 08, 2007

.

¿Recogerás tú las lágrimas que vierto?

jueves, enero 04, 2007

Enero

Sólo soy una pequeña espiga, fuerte, tediosamente fuerte y quieta. Tan delgada, inservible, lígera... pero firme, pese a la tempestad, al olvido, al olvido que creo, al olvido que me envuelve, al olvido que avanza sin control alguno por entre las cabezas, la tuya, la mía, las nuestras... yo miro mis manos, como quien mira al viento, son tan trasparentes que apenas se sostienen en mis brazos. Heladas.

No me templo, nunca lo hago, pero ya no tirito. A veces tengo el gesto cansado, demasiado cansado, pero sigo, pese a todo, fuerte, pequeña espiga, tan quieta. Quizas no grite, ni llore, ni hable, ni calle, ni diga, ni haga, ni salte, ni pare, ni sepa absolutamente nada.. pero existo, con mis viejas cosas, con todo lo que hago mal, con las palabras que me guardo, con los emails que no respondo, con los que escribo y olvido, con los que quiero y no hago, con lo que doy y no recibo, con lo que espero y no quiero, con todo soy yo. Tan nada, nadería absurda, accesorio común, ¿divertido?

Espiga inútil, amarilla, fléxible, desquiciada, perdida, pero quieta, firme, fuerte. Bastión de mis días que pasan demasiado rápidos.

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